miércoles, 28 de octubre de 2015

Impunidad Colectiva

El tema de la impunidad en nuestra sociedad es manejado como un fenómeno presente, permanente, evidente para todos,  pero ajeno, es decir, solemos exigir que acabe la impunidad, que se apliquen las sanciones y los castigos que la ley contempla para todo aquel que viole una norma, pero siempre, absoluta y tajantemente siempre, con nuestro dedo índice apuntando hacia cualquier otro que incurra en falta, lamentablemente en ese momento no existe ni una breve mirada hacia nosotros mismos, nos hacemos invisibles a nuestros propios ojos cuando se trata de calcular culpas y exigir correctivos. 
Pareciera un fenómeno masivo de nuestros ciudadanos, Nosotros podemos olímpicamente irrespetar semáforos, exceder los limites de velocidad,  estacionarnos en sitios prohibidos, colearnos, usar "gestores" para tramites que nos resulten largos o tediosos y mas aún, paradojicamente nos indignamos si algún funcionario nos detiene por alguna infracción, algunos llegaron a decirme en mi época de funcionario policial: "anda a detener malandros en vez de pararme por un semáforo". El asunto es que supuestamente todos "queremos" que se ponga orden y que se obligue el cumplimiento de la ley, pero eso si, a los demás, a nosotros mismos no, nosotros podemos cometer infracciones y faltar a la norma sin escandalizarnos, sin ningún problema moral y sin merecer ningún castigo. 
Esta falta de conciencia social nos convierte en causantes, o al menos en promotores de la misma impunidad que tanto decimos rechazar, las normas, grandes o pequeñas se han hecho para procurar la convivencia amónica y ordenada en sociedad y violentarlas siempre produce un daño a todos, el simple desorden que producimos al faltar a una pequeña norma es un atentado contra la seguridad y el bienestar común, que aunque nos parezca pequeño, se suma a las faltas de otros y se acumulan como ejemplos para las generaciones que nos ven ahorita como modelo a seguir y que atestiguan nuestras contradicciones como sociedad al exigir lo que no cumplimos.
Tal vez nadie nos lo dice en campañas publicitarias, pero para ser un buen ciudadano solo hace falta querer serlo, porque nadie puede obligarnos a lo contrario.

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